YA NO BASTA CON VOTAR! La Campaña de Comunidades Chilenas en el Extranjero que denuncia su Exclusión del Proceso Constituyente

Miércoles 10 de junio de 2020

Fuente: Cabildo Berlín Chile

La consciencia en relación con la participación desde el extranjero en el proceso constituyente está creciendo, y con ello la sensibilidad en torno a las restricciones que para ello existen fuera del territorio nacional. Ya se comienza a sentir que somos personas con derechos ciudadanos de segunda clase, pues estamos marginadas del derecho a elegir o ser electas como constituyentes. Por eso nace la campaña de ChDI: “Ya no basta con Votar!”

POR:

  • Sebastian Boye (Mannheim, Alemania)
  •      Marisol Torres (CDMX, México)
  •      Betzabeth Marín-Nanco (España, Barcelona)

¿Tenemos derecho a participar en el proceso constituyente quienes vivimos en el extranjero? Esta es una pregunta que ronda a quienes vivimos fuera de Chile, tanto en conversaciones familiares o con amistades, pero también en las agrupaciones o colectivos que hemos formado en ciudades de todo el territorio internacional. Usualmente, la respuesta es “Sí, queremos participar. Tenemos ese derecho, ¡porque también soñamos con un Chile diferente al cual algún día podamos volver!”. Sin embargo, la posibilidad de participar en el proceso constituyente tiene obstáculos y límites claros.

 

¿Qué tipo de participación nos está permitida?

En primer lugar, se alude nuestra poca educación o desconocimiento para poder participar en procesos electorales en Chile. Es importante saber que quienes vivimos fuera del territorio chileno tenemos derecho a votar en elecciones presidenciales y plebiscitos. Es por esta razón que, en octubre podremos votar en el plebiscito de entrada y en el de salida que considera el proceso de creación de una nueva Constitución Política para Chile. Sobre este punto es relevante saber que para quienes residen en Chile, tanto nacionales como extranjeros, el voto en el plebiscito de entrada será voluntario, pero en el de salida será obligatorio. El hecho de que no exista un criterio común para el tipo de voto llama la atención, pero es tema para otro artículo. En este punto, lo relevante es que el voto será voluntario en cualquiera de las dos instancias para quienes vivimos en el extranjero.

 

Otra dificultad que perjudica nuestra puntual participación es el mal funcionamiento del aparato burocrático para el cambio de domicilio electoral. Teníamos plazo hasta 140 días antes del cierre del padrón electoral para cambiarnos de territorio donde votar, pero ello implicaba asistir al Consulado y comunicarse con el SERVEL para obtener la clave única y la confirmación de nuestra residencia en determinada ciudad. Este proceso implicaba una inversión de tiempo y dinero, pues había que dirigirse al consulado pertinente. En Europa, está el ejemplo de España en donde la inversión es considerable ya que existen solo dos en todo el país (Barcelona y Madrid), obligando a quienes viven lejos, por ejemplo, en Granada, comprar pasajes para ir y volver por cada integrante de la familia que quisiera votar. En América Latina en países tan grandes como México, el consulado está en Ciudad de México (CDMX) y gente de Chiapas o Chihuahua a más de 20 horas de distancia, lo que hace muy difícil y costoso desplazarse. Esto no siempre fue así, antes existían más consulados, es decir, oficinas para asistir y proteger a personas chilenas viviendo en determinado país, pero de un tiempo a esta parte han comenzado a cerrarse, sin tener como contraparte la apertura de espacios virtuales o tramitología simplificada que nos apoyen en nuestra estancia en el extranjero. Entonces, ¿quién garantiza que tengamos los mismos derechos ciudadanos que teníamos mientras estamos en Chile? ¿Por qué no se nos garantiza el uso de tecnologías que faciliten nuestro vínculo con el país y con los mismos derechos?

 

El contexto COVID19, ha amplificado las complicaciones para siquiera cambiar de domicilio electoral. Hay diversos consulados que cerraron, por lo cual, personas que siguieron el conducto regular para cambiar su domicilio electoral, no lo lograron porque nunca obtuvieron respuesta de la oficina consular de turno. Esto sumado a la imposibilidad de moverse de la vivienda, debido al riesgo de contagio: ¿Qué hacer en este caso?

 

Fuente: Asamblea Chile Despertó Barcelona

¿Qué tipo de participación queremos tener?

El involucramiento inicial en las movilizaciones del estallido social por parte de chilenas y chilenos en el exterior fue espontáneo, creativo y muy rápido. En múltiples ciudades repartidas por el globo se alzaron las voces de todos aquellos que no podían creer lo que estaba sucediendo en las principales urbes nacionales a partir del 18 de octubre de 2019. Se formaron así asambleas y cabildos autoconvocados en el territorio internacional para tratar de aunar miradas en torno a los sucesos, al igual que la red Chile Despertó Internacional que permitió una rápida organización de gran número de personas chilenas unidas por la misma causa. En la actualidad, nos mantenemos trabajando en red, con los mismos objetivos sin importar las fronteras, en búsqueda de un Chile justo e igualitario.

 

El hecho de que las movilizaciones en Chile terminaran conduciendo a la urgencia de un cambio constitucional no pasó inadvertido en el extranjero. Nos sumamos a la realización de cabildos y a las consultas ciudadanas convocadas por las municipalidades de Chile en diciembre. Allí nos preguntamos por el Chile actual, el país que soñábamos y las formas de alcanzarlo. En una nota de prensa del 20 de diciembre del 2019 sobre estos acontecimientos, se cita al vocero de la asamblea de París quien dice que:

La consulta ciudadana del día 15 de diciembre fue una oportunidad para señalar con claridad nuestro compromiso con el proceso que se vive en Chile. Por un lado, nuestro deseo de ser parte activa en la construcción de una nueva constitución mediante una asamblea constituyente, y por otro, reivindicar el derecho a voto y representación de la comunidad de chilenos en el exterior. La consulta fue una actividad autónoma y autoconvocada, entonces un esfuerzo de organización popular, que permitió el encuentro de distintas generaciones en torno a la solidaridad y la lucha común por la transformación de Chile.

En ese escenario, algunas personas nos dimos cuenta de la importancia de participar del proceso, cuestionamos la forma en que se había gestado, pero concluimos que sería peor excluirnos de este momento histórico. En ese entonces, decidimos ejercer nuestro derecho a voto, algo a lo que ya muchos habíamos renunciado hace años -incluso estando en el país-, por no sentirse representados por la clase política que actualmente ejerce ese poder. Pero ¿votar para entrar o salir del proceso constituyente es suficiente?

 

Las instancias de discusión territorial que se realizaron en ciudades tan diversas como Hong Kong, Buenos Aires, Copenhague, Nueva York, Roma o Barcelona, reabrieron el debate sobre las condiciones de vida en Chile y sobre como el Estado nos (des)protege estando fuera del país. Surgieron múltiples demandas y propuestas, en base también a las realidades diversas que nos ha permitido ver el hecho de vivir en otras partes del mundo; pero no encontramos espacios donde comunicarlas y menos aún donde proponerlas para que fuesen consideradas en la discusión sobre un nuevo país. Allí es cuándo se reabre la pregunta sobre nuestra participación en el extranjero. Tenemos la disposición a votar, proponer agenda, participar consultivamente y llevar casos de éxito precisamente los países donde vivimos actualmente a la discusión de la nueva Constitución, pero NO tenemos un lugar en la Convención Constituyente. Nuestra participación se remite a marcar una papeleta.

 

Con ello, nos estamos dando cuenta de que somos personas electoras de segunda clase. No tenemos derechos civiles y políticos tales como elegir o ser electos para colaborar en la creación de la Nueva Constitución. Las personas en el extranjero, así como los pueblos originarios, mujeres e independientes, somos colectivos con derecho a tener representación en la Convención Constituyente, si queremos que sea un espacio realmente democrático. Somos más de un millón de personas fuera de país, y ya no solo vamos por rechazar o aceptar una nueva constitución. Es por esta razón que nace la campaña de ChDI “¡Ya no basta con Votar!”, parafraseando el título de la película chilena de Aldo Francia de los años ‘60 en Chile, “Ya no basta con Rezar!”. Se trata de un diagnóstico sobre nuestra limitada participación, pero también una forma de dar a conocer nuestras propuestas para ampliarla en forma significativa dentro del proceso.

 

Fuente: Cabildo CDMX, México

¿Cómo podemos ampliar nuestra participación en proceso constituyente?

¡Hoy sabemos también que queremos más! Sabemos que podemos votar, pero necesitamos tener una participación medular en el proceso constituyente. Ese es un paso más importante, hoy reclamado, pero no asegurado, e implica ante todo un cambio en la normativa vigente sobre la inscripción automática y voto voluntario que rige desde el 31 de enero del 2012, a través de la Ley N° 20.568.

 

Lo estipulado en esta ley es algo muy básico. En lo esencial, establece que quedan inscritas automáticamente en el registro electoral todas las personas que cumplan los requisitos para votar, cuales son, el ser chileno mayor de 18 años y no haber sido condenado a pena aflictiva (tres años y un día o mayor) por un lado, y el ser extranjero avecindado en Chile por más de cinco años, y no haber sido condenados a pena aflictiva. Esto significa básicamente que, cumplidos los 18 años, las personas quedamos inscritas automáticamente en el Servicio Electoral chileno (SERVEL), incluidas las extranjeras residentes en Chile en las condiciones mencionadas, y según el domicilio último registrado en el país. Todas ellas serán consideradas como electores para todo efecto, según estipula la Ley N° 20.568, Art. N° 66:

 los ciudadanos con derecho a sufragio y extranjeros que figuren en los padrones de mesa y que tengan cumplidos dieciocho años de edad el día de la votación.  El elector que concurra a votar deberá hacerlo para todas las elecciones o plebiscitos que se realicen en el mismo acto electoral.

Sin embargo, los procedimientos para el cambio de domicilio en el extranjero, por ejemplo, los padrones de mesa asignados están sujetos a reglamentaciones territoriales que muchas veces son difíciles de organizar, quedando así en el portapapeles de los trámites no resueltos. Prueba de ello puede ser el hecho de que seamos más de un millón de personas viviendo en el extranjero (INE) [1], pero menos del 6% estemos habilitados para votar en octubre[2].

Las razones por las que chilenas y chilenos deciden dejar sus tierras para vivir en otras, siempre lejanas, siempre ajenas, son tan variadas como los destinos que escogen para vivir y desarrollar sus vidas en busca -no pocas veces- de una dignidad perdida en su país, su tierra natal. Pero siempre miramos a Chile y la mayoría lo hacemos con la nostalgia de volver algún día. Por eso nos hemos involucrado tan activamente colaborando con los movimientos sociales en Chile, difundiendo y apoyando activamente sus demandas. Nos duele ver qué obstáculos económicos y logísticos nos impida implicarnos aún más.  Duele porque coartan las posibilidades de participación de todos quienes sienten que la reconstrucción del país es tarea de todos. Duele, porque sabemos que para terminar con el neoliberalismo en Chile debemos pararnos todos. Duele, porque sabemos que no es sequía, sino saqueo lo que ocurre con el agua y mucho más en Chile, y porque sabemos que el protestar es un derecho. Así también duele, tener el derecho a votar y expresar nuestra voz en el nuevo proceso constituyente, pero no poder ejercerlo si no lograste resolver el trámite del cambio de domicilio por la razón que fuera.

Fuente: Cabildo Abierto de Bremen

La normativa actual evidentemente no favorece el cambio social que Chile necesita. La normativa requiere de un cambio que incorpore a todas las personas chilenas que viven en el extranjero bajo las mismas condiciones, tanto por distancia y economía, en un registro automático al momento de llegar a otro país, y así facilitar sus posibilidades de participación en el proceso de cambio de la nueva Constitución. Esto es de simple resolución, pues todos los países a los que llegamos tienen consulado, y nuestras salidas de Chile están inscritas en la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), por lo que no es un trámite costoso, si no solamente de voluntad política y criterio humanitario. La exigencia hoy es: los mismos derechos en Chile que fuera de nuestra tierra. Nada más, pero tampoco, nada menos. No somos las primeras personas que lo exigimos a un Estado en medio de un proceso constituyente, ni seremos las últimas[3].

Necesitamos un Chile más inclusivo, una Constitución Política que represente a la diversidad de colectivos que lo conforman, y derechos específicos para quienes vivimos en el extranjero. De ahí que, para quienes residimos en el extranjero, independientemente de la temporalidad de nuestra estancia y condición, nos competa directamente la elección de representantes en la Convención Constituyente que elabore el nuevo texto constitucional y que, al mismo tiempo, nos signifique ser incorporados en él. El nuevo Chile exige ser una democracia participativa donde todas las chilenas, por eso el dicho “con todos si no pa’ qué”. Hoy, quienes vivimos fuera del país tenemos una agenda propia y coherente con las demandas de los movimientos sociales en el territorio chileno y de los pueblos originarios, la red Chile Despertó Internacional es reflejo de eso, y requiere ser representada. Por eso decimos, y seguiremos luchando para tener nuestro lugar, ahora ¡Ya no basta con votar!

 

 

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REFERENCIAS

[1]https://www.emol.com/noticias/Nacional/2018/01/10/890704/INE-revela-que-1037346-chilenos-viven-en-el-exterior-El-402-en-Argentina.html

[2] https://www.servel.cl/servicio-electoral-publica-el-padron-electoral-definitivo-para-este-plebiscito-nacional-2020/

[3] Ejemplos de representatividad de nacionales en el exterior: Actualmente, los órganos legislativos de Colombia, Ecuador, Francia, Italia y Portugal tienen escaños para nacionales residentes en el extranjero. En Colombia hay un representante incluido como parte del distrito de Bogotá. Ecuador tiene 6 asambleístas, divididos en 3 distritos. Francia tiene 11 representantes en la cámara baja, cada uno representando un distrito. Italia tiene 12 diputados y 6 senadores, representando 4 distritos. Portugal tiene 2 representantes para 2 distritos.